
Cecilia Ramirez Montes creció en Los Romeros, una comunidad pequeña y rural del estado de Hidalgo, México con su familia. Después de tomar una capacitación en un hospital, trabajó en su comunidad desde los 15 años hasta los 24. Fue una joven muy activa. Estudió para ser secretaria ejecutiva. Trabajó con los trabajos en la clínica de su pueblo, como asistente médico, en los programas de nutrición y planificación familiar. También tomó censo, construyó letrinas y huertas familiares, y, en general, luchó contra la pobreza en Los Romeros. Trasladó a Beloit lo que aprendió en México.
Cecilia se casó a las 24 antes de venir a los Estados Unidos, lo cual fue un cambio de vida enorme ya que había dejado todo en México para empezar esta nueva vida. Su esposo, quien ya tenía trabajo en EE.UU. le había dicho que solo se iban a quedar en EE.UU. por seis meses, los cuales se han convertido en 29 años. Seis meses después de llegar a EE.UU., Cecilia quedó embarazada de su hijo. Más tarde tuvo dos hijas. Cecilia trabajó en una fábrica por dos años antes de decidir quedarse en casa con dos niños. Este fue un periodo difícil puesto que el dinero no siempre alcanzaba.
Al inicio, vivir en Beloit era horrible para Cecilia porque extrañaba a su familia, no conocía a nadie y tenía que adaptarse al clima. Un día decidió tomar clases de inglés en Even Start. Lo estudió durante cinco años, usualmente por la noche. Consiguió su GED y licencia de conducir. Luego empezó a servir como intérprete voluntaria en la Clínica de Beloit. Hizo amigas y amigos en su iglesia y Even Start. En la iglesia, empezó a entender las necesidades de los latinos en Beloit. Por haberse integrado al ambiente de Beloit, ella entendía como conseguirles la ayuda que necesitaban. Dice Cecilia, “Todos nos levantamos juntos.”
Formó parte del Latino Services Provider Coalition (La Coalición de Proveedores de Servicios a los Latinos), una organización sin fines de lucro formada por personas en la comunidad que trabajaba con latinos y que colaboraba con Blackhawk Technical College, Stateline Literacy Council, YWCA y otras organizaciones con el propósito de apoyar a latinos en la comunidad. Al principio, la organización contrató a una coordinadora bilingüe que dejó su posición porque no conocía la comunidad y las culturas latinas. Alguien habló con Cecilia sobre la posición, la cual consiguió y estuvo por 14 años como coordinadora. En esta posición, ella ayudó a los latinos con una gran variedad de asuntos, tales como pagar facturas, buscar donaciones, acceder atención médica y hasta resolver secuestros. Por la pandemia, la organización se disolvió.
Cecilia se quedó sin trabajo y sin poder ejercer su pasión principal—ayudar a la gente. Ella quería seguir ayudando, pero no tenía dinero. Fue entonces que ella leyó en una publicación que el Consulado Mexicano estaba ofreciendo clases para que uno aprendiera cómo formar su propio negocio. Cuando acabó la capacitación gratuita, formó Ramírez Esperanza Latina, LLC. Lleva un año con su organización. Su dificultad principal es cobrar a las personas por los servicios que ofrece, aunque no quiere hacerlo. Su sueño es conseguir un patrocinador para ayudar a los latinos sin tener que cobrar.
Cómo latina, su reto principal fue aprender inglés y después conseguir trabajo. Cuando uno llega a EE.UU., muchas veces empieza de cero. Sus consejos para los lectores que quieran ayudar a los demás es ser voluntario y ponerse en el lugar del prójimo y conocer a las personas y sus necesidades antes de juzgar a las personas o llegar a conclusiones. También aconseja que los latinos estudien y se preparen.
Por Marcus Studinski, estudiante de Beloit College.