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Francisca Zamora: Orgullo Hispano

Mi nombre es Francisca Zamora, soy la menor de mis hermanos, nací en un pequeño pueblo llamado La Luz Salvatierra, Guanajuato en México. En el año 1996 llegué a Beloit con mi madre y hermanos a reunirnos con mi padre, asistí a Aldrich School donde la Sra. Torres me ayudaba con las tareas pues no sabía nada de inglés. A los 3 meses de haber llegado, por tramites de inmigración, regresamos mi mamá y yo a México por 2 años y en el verano de 1998 regresamos a Beloit.

 

 Mis padres trabajaban 12 horas diarias los 7 días a la semana y me quedaba sola. Decidí irme a vivir con mi hermana a Brodhead donde empecé el octavo grado de la escuela. Era la única hispana, el poco inglés que había aprendido lo había olvidado y no había ninguna ayuda para mí. Fue mi peor año y en casa me ponía a llorar pues no sabía cómo hacer mi tarea pues no entendía. Tenía que leer un libro y entregar un reporte, trataba de leerlo, pero no entendía lo que leía y no sabía cómo hacer ese reporte. 

 

Me quería regresar a mi país, ya no quería estudiar, y sentía que todos mis sueños de un futuro se habían ido con un idioma y una cultura diferentes. Sentía que yo no pertenecía a ese lugar, mi familia y mis compañeros eran buenos conmigo, simplemente no había nadie que me pudiera enseñar o explicarme mis clases.

 

 Iba a la biblioteca y sacaba libros de preescolar para aprender las palabras y se los leía a mis sobrinos, una vecina que solo hablaba inglés me escuchaba y desde su patio me corregía la pronunciación. Después iba 2 o 3 veces por semana y nos ponía a leer y nos corregía la pronunciación hasta que fuera correcta.

 

 No tenía otra opción que aprender inglés, así poco a poco fui aprendiendo, yo era tímida y no tenía amigos tal vez por no dominar el idioma. Siempre he sido independiente y empecé a trabajar a los 16 años los fines de semana en una fábrica de quesos. Quería comprarme un carro y me decían para qué quieres un carro si tu no vas a aprender a manejar, pero soy terca y me compré mi primer carro estándar y aprendí a manejar sola.  Finalmente, en mi último año de High School por fin me sentí cómoda y ya podía entregar todas mis tareas.

 

 Desde niña quise ser enfermera, me gusta cuidar a las personas y proteger a las personas. La escuela me pagó 3 clases para obtener el CNA (certificado de asistente de enfermería) en el Blackhawk. Así que estudiaba en las mañanas la H.S., en la tarde hacia mis clínicas y en la noche iba al Blackhawk. Los fines de semana trabajaba en la fábrica de quesos. Gracias a que trabajaba pude comprarme una computadora, me sentía muy satisfecha de lo que había logrado. Pude aprender inglés, tomar mis clases, y tener independencia económica. Agradezco a mi hermana que me trató como a una hija y nunca me faltó nada. 

 

Al graduarme de la H.S. y de CNA inmediatamente empecé a trabajar en Beloit Clinic. Para mis padres fue un orgullo y un gran logro ya que ellos no terminaron sus estudios primarios. Me registré para continuar mi carrera como enfermera y mi madre me dijo que para que me iba a endeudar si ya tenía un trabajo seguro, que mejor me dedicara a trabajar y ahorrar dinero, otras personas me decían lo mismo, no tenía una guía que me orientara y terminaron confundiéndome y desistí de seguir estudiando. 

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Después de graduarme me casé con mi esposo al que conocí desde los 16 años pero solo teníamos una relación de teléfono.  Él vivía en Beloit y yo en Brodhead. Mi esposo me ha alentado a estudiar y seguir mis sueños. Cuando estaba embarazada de mi primer hijo tomé una clase y al terminar el semestre nos mudamos a México por 2 años para que mi esposo pudiera regularizar su estatus migratorio. Al regresar empecé a trabajar en BACH, seguí tomando una clase por semestre, cuando quise entrar a Blachawk había una lista de espera de dos años así que esperé y cursé el primer semestre. Mi papá enfermó gravemente y con el trabajo, el hogar, los niños y la enfermedad de mi padre no lograba concentrarme en mis clases. Así que decidí parar de estudiar y dedicarle ese tiempo a mi papá, fue una enfermedad que le trajo otras enfermedades y estragos en su salud por 10 años y al final papá perdió la vida, es una perdida que aún me duele. Después de su partida yo recordaba que papá me decía “si quieres algo tienes que luchar, es la única forma en la que puedes conseguir algo” “si tienes que endeudarte, hazlo con trabajo y lucha pues todo se puede”. 

 

En el 2015 traté de regresar a la escuela del blackhawk pero tenía que esperar 2 años y alguien me recomendó ir a Rasmussen College en Rockford. Solo tenía que hacer un examen y obtener una calificación alta y decidí tomarlo como una práctica para el siguiente semestre. Cuando lo presente vi que era un examen muy completo tenía química, física, matemáticas, historia, literatura y arte. creí que no lo había pasado, pero lo pasé y en menos de dos semanas reuní todos los requisitos para iniciar mis clases en octubre. Fue muy difícil ser ama de casa, trabajar medio tiempo, manejar a Rockford, hacer las clínicas y tomar mis clases, pero me gustaba lo que hacía. 

 

Empezamos a recibir muchos comentarios como; “para que pierdes tu tiempo estudiando” “porque te endeudas, si ya tienes un trabajo” “tú no vas a poder” recibí muchas burlas, a mi esposo le decían, “es una pérdida de tiempo” “estas seguro de que se va a la escuela” pero lo que más le decían era “ en cuanto se gradúe te va a dejar”. Fueron tantos los comentarios que esto creó problemas en mi relación con mi esposo, pero hablando resolvimos los problemas ya que nuestro matrimonio está basado en el amor y el bienestar de la familia. 

 

 En diciembre del 2016 me gradué y todos brincaban de la emoción. Yo estaba sentada en shock ya que no lo podía creer. Mi graduación fue un día muy feliz para toda mi familia, era un logro que se consiguió con el esfuerzo de todos, de mi esposo, mis hijos, y el mío. Recordé que no sabía el inglés cuando llegué, tampoco tenía para comprar un par de zapatos, pero no me rendí y logré cumplir mis sueños. Ahora mis hijos me dicen que les enseñe a no darse por vencidos por más difícil que sea el camino y que les enseñe a luchar por lo que quieren.

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Aún me faltaba hacer el examen del estado para obtener la licencia de enfermera de Wisconsin. Fui sola al examen a Madison, el examen es de 75 a 365 preguntas y te dan los resultados a las 72 horas. Empecé el examen y llevaba un poco más de 80 preguntas cuando la computadora se me apagó. Creí que había reprobado y regresé a Beloit llorando. Llegué a mi casa temblando y le dije a mi esposo que había reprobado. Me fui a mi cuarto a tratar de calmarme, pero seguía llorando. Mi esposo se espantó ya que yo no suelo llorar y traté de comer, pero no me pasaba la comida. Dos días después recibí un email del departamento de salud donde solo decía “número de licencia”. No entendía que pasaba yo pensé que era el pago del examen. Llamé a Tracy, una enfermera, y me dijo que fuera a la página de salud del estado y escribiera mi nombre. No podía creerlo, haba pasado el examen. Sentía que no podía respirar, era una sensación hermosa y a la vez dolorosa, pues fue un largo camino lleno de obstáculos donde pude rendirme en más de una ocasión. No me rendí porque te puedes caer, pero te tienes que levantar y seguir adelante con tus sueños y nunca escuchar a quien te dice que no puedes. Lo más valioso de la vida es la educación. Puede ser costosa, pero es una inversión, no lo veas como una deuda ya que es una inversión que después te permitirá ganar mucho más dinero y te permitirá decidir en dónde trabajar. 

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Actualmente trabajo en Beloit Community Health Center (BACH) desde el año 2008 y amo mi trabajo. Siempre me ha gustado el trato que dan a las personas, en especial a la comunidad hispana. Mi familia está compuesta por mi esposo Felipe, mi hijo Felipe Jr. de 16 años y mi Hija Andrea de 12 años, me encanta cocinar a diario y hacer tortillas a mano, en mi tiempo libre me gusta trabajar en un jardín que tenemos en casa donde cosechamos tomate, tomatillo, cebolla, chile, cilantro, zanahoria, papa, camotes, calabaza, brócoli, pepinos, maíz, frijol, garbanzos, cacahuates, melón, sandía.

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Mi mensaje para los padres es que traten por igual a sus hijos e inviertan en su educación ya que la mejor herencia y para los jóvenes es que inviertan su tiempo en educarse y prepararse para su futuro. 

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© La Voz De Beloit y sus Alrededores

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