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El México de afuera: nación e identidad de la Sociedad Mutualista Hispano Azteca de Milwaukee

  • lavozdebeloit
  • 2 nov 2021
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 2 dic 2021

Pilar Melero, Ph.D., Universidad de Wisconsin-Whitewater



De 1920 a 1950, no había “Latinos” en Wisconsin, al menos no en Milwaukee. Había mexicanos, como lo exponen las cartas, minutas, y otros documentos de la Sociedad Mutualista Hispano-Azteca.

Se dice que el primer mexicano llegó a Milwaukee en 1884. Se llamaba Rafael Báez, y desempeñó varios puestos relacionados con la música en la comunidad, entre ellos maestro de música en Marquette University y organista.

El primer grupo de inmigrantes mexicanos llegó a Milwaukee en 1920. Lo componían 100 mexicanos reclutados por la compañía Pfister-Vogel Tannery, en el lado sur de la ciudad, como reemplazo para un grupo de trabajadores que se habían puesto en huelga. Venían de Tegancicuato, Michoacán. Venían sin esposas. Algunos de ellos se casaron con alemanas y polacas de Milwaukee, y otros regresaron a México por sus esposas o novias. Otros mexicanos y tejanos siguieron al grupo de cien, y en pocos años los mexicanos en Milwaukee construían vías de tren, trabajaban en fábricas y en curtidoras, e incluso en los campos de cultivo de betabel, como los asevera el historiador Manuel G. González.

A los mexicanos los siguieron los puertoriqueños y otra oleada de méxico-americanos del Valle del Río Grande en la década de los 40, también alistados por compañías que requerían de servicios laborales. A raíz de la Revolución Cubana llegan los cubanos en los 60, y de nuevo en 1980, por el factor Marielito. En los 80, también se formó en el área de Milwaukee una colonia de refugiados políticos nicaragüenses; y recientemente se ha notado un gran influjo de centroamericanos. Los mexicanos han continuado llegando desde el primer grupo.

Según se afirma en Images of Latinos in Waukesha, “Mexican primeros dealt with discrimination and poverty by turning inward and formed societies known as mutualistas” ( 9).[1] Dichas organizaciones, según Images, “provided fellowship, social support, and connections to the homeland” (9). Asimismo, la historiadora Vicky L. Ruiz explica que las mutualistas “represented institutionalized forms of compadrazgo and comadrazgo with men and women typically working together with parallel, if separate organizations” (89).

En Milwaukee, la Sociedad Mutualista Hispano Azteca comenzó como una institución para hombres oficialmente en 1930, aunque existen documentos que destacan que operaba ya como sociedad mutualista y con el mismo nombre en 1925. En 1938, a petición de las mexicanas, la sociedad les abre las puertas con la siguiente nota:

Con fecha del 15 de Agosto [sic] se aprobo [sic] que dado que algunas Sras. solicitan incesar a esta sociedad sean admitidas en iguales condiciones que los barones [sic], y gosaran [sic] de los mismos privilegios de acuerdo con nuestros reglamentos.


Entre otras cosas, la Sociedad Mutualista Hispano-Azteca realiza bailes para conmemorar las fiestas patrias, les lleva coronas a los mexicanos que mueren en Milwaukee o sus alrededores, les extiende cartas de recomendación a sus miembros, por cuestiones de empleo o cuando viajan, especialmente a México; visita a los enfermos y les ayuda a hacer sus pagos médicos; de hecho, establece relaciones con un médico por medio de las cuales llegan a un acuerdo sobre una cuota mensual para que proporcione

consultas a los miembros de la sociedad, excluyendo partos, operaciones, y rayos X.

Si bien dichas actividades componen el pan nuestro de cada día de la sociedad, son una serie de actividades no especificadas en los estatutos de la agrupación las que realmente le dan la identidad como grupo, un grupo de mexicanos que lucha a toda costa por mantener su identidad como tal. Se diría que la colonia mexicana de Milwaukee recrea la nación en este su México de afuera mediante relaciones que mantiene con otras organizaciones dentro y fuera del país, por medio de la promoción cultural, por sus preocupaciones políticas, y su lenta y reñida, si bien inevitable, adaptación—que no asimilación—a inglés y a la cultura que la rodea.

La más llamativa de dichas actividades es la contribución a la lucha por la expropiación petrolera que lleva a cabo el presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Después de intensa correspondencia con el consulado mexicano en Chicago, con la Secretaría de Relaciones Exteriores en la Ciudad de México, y con el Banco de México en el D.F.; y luego de seguir los detalles del conflicto en el periódico “Facts and Figures”, publicado también en el D.F., la Sociedad Mutualista Hispano Azteca gira un cheque por $53.95 para la causa, (el equivalente a dos meses de renta en una época en que el salario promedio era de $1,730 por año y que una casa costaba $3,900) con la siguiente explicación:

La sociedad Mutualista “Hispano-Azteca” de esta ciudad ha organizado una colecta entre la Colonia Mexicana [sic] de esta metrópoli; el resultado de dicha colecta hasta la presente fecha nos ha dado un total de $54.05 menos $0.10 que cobraron por el cheque bancario deja un total de $53.95” (carta fechada el 16 de mayo de 1938).



La nota señalada documenta la contribución de la Sociedad a la expropiación. Sin embargo, es el último párrafo de la carta el que delata el motivo de la contribución de la sociedad a la expropiación petrolera:

Todos los mexicanos residentes de esta ciudad somos consientes de la precaria situación por la que atraviesa nuestro México y nuestra acción demuestra la simpatia [sic] de que entre nosotros disfruta el gobierno de la Patria y su actitud en la expropiación de la industria petrolera; de paso diremos que en nuestra opinión ya era tiempo que la frase “México para los mexicanos” fuera algo tangible y no solamente un ideal (carta al Banco de México, S.A., fechada el 16 de mayo de 1938).


No cabe duda que, pese a que la sociedad dista más de 10 años de su fundación, y que sus miembros viven en Milwaukee, en estos tiempos a seis horas en coche de la frontera con Canadá y a 26 horas por automóvil de El Paso, por ejemplo; y que habitan un medio cultural donde el título de idioma oficial se lo disputan el inglés y el alemán, con el español ni siquiera figurando en tercera opción; y pese a que muchos de ellos se han casado con norteamericanas y tienen hijos méxico-americanos, siguen sintiéndose mexicanos. Como tales, se preocupan por el destino de “su” país, que sigue siendo México, como lo delata la frase “somos concientes de la situación que atraviesa nuestro país”. Colocada dentro del contexto de las otras actividades de los mexicanos, o de la seudo-denominada “colonia mexicana”, vemos cómo esta actividad es parte de un conjunto de actividades por medio de las cuales los miembros de la sociedad intentan crearse, o si bien (re)crearse una identidad nacionalista mexicana y mexicanista (como lo refleja el nombre) en su nueva tierra.

Hay quienes proponen que una nación debe de tener en común un territorio, idioma, vida económica, y aun una psicología en común manifestada en la cultura comunitaria. Sin embargo, el territorio es prescindible, si bien se dan los otros componentes, como la psicología común. De hecho, siguiendo las pautas marcadas por Benedict Anderson para la definición de la nación, vemos que los mexicanos de Wisconsin se construyen un México de afuera que los une culturalmente y en otras maneras al México de sus orígenes. Anderson define la nación como una comunidad imaginada. Propone que es imaginada porque “members of even the smallest nation will never know most of their Bellow-members, meet them, or even hear of them, yet in the minds of each lives the image of their community” (6). La definición de Anderson permite, entonces, la idea de la nación desligada del territorio en común, y nos permite asimismo a nosotros entender el nacionalismo de este México de afuera, arraigado en Milwaukee.

Los mexicanos de Milwaukee, como ha quedado asentado en los

documentos examinados, han imaginado su nación desde los márgenes físicos de su país. Así, se han empeñado en realizar actividades que reafirman su nacionalismo. Además de la actividad señalada, se han construido una patria, de otras maneras. De 1925 a 1938, la mayoría de la correspondencia la Sociedad Mutualista Hispano Azteca se sucede con sociedades mutualistas en Tampico, Cd. Victoria, y Matamoros, y Nuevo Laredo, Tamaulipas; en Durango, y en San Luis Potosí. A mi ver, dicha correspondencia responde a la necesidad de la Mutualista de Milwaukee de entrar en contacto con “compatriotas” o sea, con otros mexicanos aún en México; borrando con ello la distancia “territorial” si se quiere, que según algunos puede ser un atentado contra la nacionalidad o identidad de un grupo.

Más allá de la correspondencia con los mexicanos de México, la Sociedad

Mutualista de Milwaukee está en contacto constante con otros grupos mexicanos en el área. Entre los grupos con los que más se cartea la Sociedad Mutualista México Azteca se encuentran El Comité Pro-México, de Chicago; La Sociedad Protectora Mexicana; El Comité Patriótico Mexicano (en Milwaukee y Waukegan); Club S.M. Benito Juárez, La Sociedad Mutualista Azteca de Waukegan, Ill., etc. Todos estos grupos tienen como fin el promover la cultura mexicana y su creciente nacionalismo, mediante la celebración de las fiestas patrias (16 de septiembre, 5 de mayo, etc.). En las fiestas, es común el baile con una orquesta mexicana, y se recitan poemas o se montan obras de teatro, generalmente de índole patriótico. Por ejemplo, en algunos de los poemas como este vemos el intento nacionalista: “Viva Hidalgo”: Viva Hidalgo patricio gigante/Noble anciano de heroico valor/Que a su cálido grito anhelante/Fuimos dueños de patria y honor.// Fue su grito, clarín de Victoria/Que bibrando [sic] su grito en Dolores/donde el águila surgió llena de gloria,/ Rompiendo los gritos opresores. “Gloria a los Héroes”: Gloria a los héroes que la patria nos ha dado./Y bendigamos su nombre y su memoria,/ cantemos todos un himno de victoria/En este día para ellos consagrado.//Gloria y honor al cura de Dolores/ Viva sin fin a todos sus soldados,/ Que han muerto por la patria, resignados,/Para quitarnos el grito de opresores.// El cura Hidalgo es un héroe bendito/ que nuestra patria le vive agradecida,/ Pues en Dolores proclamó de un grito/ la santa libertad apetecida./ Gloria a los héroes (documento sin fecha en los archivos de la Sociedad).

De hecho, uno de los anuncios para las fiestas patrias proclama:

Esta sera [sic] la única presentacion [sic] de estos artistas Mexicanos [sic], quienes repetimos que vienen de la Ciudad de Mexico [sic]. MUSICA [sic] MEXICANA…CUENTOS…CANCIONES…MAGIA…(anuncio sin fecha).


Volviendo a la idea de la nación como territorio, el no estar en México no

es un obstáculo para ser parte de la nación y sus celebraciones. Viven en su México imaginado, en un México que viene a ellos, en su música, cuentos, canciones, magia. México es la parte central de su comunidad imaginada, y de su imaginario cultural como mexicanos en Milwaukee.

Otra de las formas en que los mexicanos de la Sociedad Mutualista

México Azteca fomentan su mexicanidad es a través de sus lecturas de periódicos, mismos a los que no únicamente leen, sino con quienes tienen una intensa correspondencia. Leen La Voz, de Nueva York, que, si bien no dice ser un periódico mexicano, sí se publica en español. Leen también revistas de la Ciudad de México, entre ellos Facts and Figures, a quienes les reclaman que, aunque ellos, los miembros de la Sociedad, pueden comunicarse en inglés, prefieren les manden las notas periodísticas en español. Mantienen asimismo correspondencia con dos periódicos en San Antonio, La Prensa y otro periódico al que no nombran, pero a cuya editora le piden les publique una esquela y otras noticias, generalmente concernientes a la celebración de las fiestas patrias. De hecho, si bien se leen varios periódicos, (y eventualmente la Sociedad Mutualista funda su propio periódico, El Mutualista, en 1940), los únicos periódicos a los que se le envía información con el fin de que se publique, al menos hasta 1937, son los periódicos de San Antonio, aunque en 1937 hay un cambio en la mesa directiva, entra como secretario Federico Herrera, también conocido como Fred Herrera, y hay un acercamiento a la prensa inglesa local y a otras instituciones no hispanas. Esto es significante porque San Antonio, como es bien sabido, viene a fungir como la capital mexicana fuera del país, con la presencia de los Madero durante la Revolución, e incluso José Vasconcelos después. Al remitir boletines de prensa a los periódicos de San Antonio, la Sociedad Mutualista Hispano Azteca vuelve a aseverar su mexicanidad.

Es entonces por sus preocupaciones políticas, sus relaciones con otras

organizaciones en México y en Los Estados Unidos, e incluso sus relaciones con la prensa hispana en este país, que el grupo señalado de inmigrantes intenta construirse o conservarse dentro del imaginario mexicano.

[1] “Primeros” es el término que se utiliza en Images para hablar de los primeros habitantes mexicanos en Milwaukee.

 
 
 

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